La verdad es que dudaba en si escribir este post o no, porque pensaba: ¿qué pensaran de mí otros papás y mamás?, pero luego pensé tal vez a otras mamás les pasaban situaciones parecidas y se sentirían identificadas e incluso alguna que empieza a ser mamá perderá algo de miedo, porque perderlo del todo es imposible.
Por mucho que una quiera estar pendientes de ellos las 24h del día, no puede controlarlo todo. Yo lo tuve que asumir porque tuve que decidir si ataba a la niña para estar tranquila o me tranquilizaba un poco y le daba su independencia.
Recuerdo la primera vez que mi hija ‘se cayó’, y lo entrecomillo porque estaba sobre mis brazos y acababa de darle el pecho. La suerte fue que estábamos sentadas en la cama y no sé que extraño movimiento hizo que se me escurrió sin poder evitarlo. Media voltereta sobre la cama y la niña ni se inmutó. Yo me puse a llorar y pensé que era la peor madre del mundo mientras mi marido intentaba consolarme diciéndome que no había pasado nada.
A medida que iba creciendo fue probándolo todo. Algún coscorrón contra la cuna, cabezazos varios a papá y mamá, otro día se tiró de la hamaquita y finalmente llegó su momento más temerario cuando decidió que la trona era un sitio que le permitía ver más cosas si se ponía de pie (aún habiéndola atado a la misma). Milagrosamente sólo se cayó una vez y llegué a tiempo de cogerla al vuelo.
A partir de ahí dije: ¡Al suelo, de ahí no se puede caer!, por lo que la niña descubrió que si no podía bajar más, lo que tenía que hacer era subir. Y ¿como? pues escalando. Cuando todavía no andaba ya aprendió subirse y bajarse sola del sofá, de nuestra cama, de cualquier cosa de la que pudiera caerse, pero el hecho de ir dejándola investigar como encarar los obstáculos hizo que cada vez se fuera golpeando menos.
En cuando cumplió el año le compramos la cama. Todo el mundo me decía que era pronto aún, porque podría caerse y que aún era pequeña y no andaba. Pues, sorprendentemente, todo fue bien. Sólo se cayó una vez de la cama, pero no fue durmiendo, sino jugando con el perro. Y el experimento nos salió bien.
Ahora que tiene dos años, y anda, corre y salta, tenemos otros problemas como el ir corriendo sin mirar hacia adelante, pero eso son cosas que se van a ir arreglando solas, primero porque se lo vamos a ir recordando y segundo, por su propia experiencia. Por que los niños, como nosotros, a veces sólo entienden las cosas así, a base de experimentar y en este caso si un día tropieza o se cae por no mirar hacia adelante, la próxima vez irá con más cuidado.
Con esto no quiero decir que no haya que estar pendientes de los niños, porque es obvio que hay que estar pendientes mientras crecen y se valen por sí mismos. Pero mi experiencia con mi hija me ha demostrado que son capaces de adaptarse a cualquier reto que se les plantee, poquito a poco, y no hay necesidad de que papá y mamá les hagan la vida más fácil.
Sus primos igual, caídas desde la cama de sus padres, del sofá, se caen y se pegan con algo y se muerden la lengua o la encía. Por mucho que una esté atenta, hay caídas o chichones que nose pueden evitar. Y nos pasa a todas 🙂
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Tienes toda la razón a mi cambiándole el pañal sobre la cama fue en un segundo se cayó no pasó nada pero me sentí fatal, lo peor. Desde ese momento intento no ponerme nerviosa sino tranquilizarme cuando se cae o se hace daño par quitarle importancia.
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Sino no podríamos dormir tranquilas.
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Partiendo de la base que lo hacemos lo mejor posible como padres, el estar a todo es, sencillamente imposible. Lucho conmigo misma para no sentirme mal cuando mi niña se da un coscorrón. Estoy en proceso, ¡a ver si lo consigo! =)
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Claro que sí! Ojalá el único problema que tuvieran nuestros hijos fuera un coscorrón de vez en cuando 🙂
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Mi Peque tampoco mira hacia adelante… Ya ha tenido un golpe importante contra una farola 😦 el «que te vas a dar» no lo escuchó 😦 a ver si aprende rápido…
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La mía es más de darse contra los marcos de las puertas, aunque parece que ya va con más cuidado.. Creo que en lo de no tropezar dos veces con la misma piedra aprenden más rápido que los adultos 🙂
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Tienes razón, la primera vez que se cayó el peque fue en el mármol del baño, y cayó en la pica de lavarnos las manos, no sé ni cómo fue pero me entraron unos nervios y me sentí fatal como madre… Ha tenido alguna que otra caída y algún que otro cocotazo y más ahora aprendiendo a caminar, pero como decías en un comentario, que todo sea eso, un coscorrón de vez en cuando!
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Qué buen post, creo que la mayoría de padres y madres nos sentimos identificados con tus palabras. Ojalá pudiésemos evitarlo todo, per que se caigan y se hagan daño forma parte de su desarrollo y aprendizaje, por lo que sólo tenemos que evitar que esas cosas vayan a más. A mi se me cayó de la cama en un visto y no visto, y me sentí la peor madre del mundo en ese momento. Ahora estamos en esa fase de «del suelo no pasa», pero ella ya busca cómo acercarse al peligro jajaja. Todo son etapas y todo pasa 🙂 Me quedo por tu blog a leerte!
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Muchas gracias por tu comentario! y ánimo y paciencia y pronto verás como ella es cada vez más independiente y te llenará de alegría!
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